Mamá, maestra y empresaria.
¡Hola! Soy Alejandra.
Dirijo un campo de verano infantil, Xwayak, y una boutique de vestidos de novia. Ahora, a mis 40 años, en un mismo día paso de estar en el jardín, explorando lodo con los niños, a arreglarme con lipstick y tacones para trabajar en moda. Disfruto estar con grandes y con chicos, y todavía no decido si soy ratón de campo o de ciudad. Como ves, mi camino ha sido un constante balanceo: soy versátil y creativa.
Pero lo que me encanta es aprender en familia. Muchas de mis mayores enseñanzas las he obtenido a través de preguntas y observaciones de mis hijos o alumnos pequeños en lugares inusuales. Mi deseo es fomentar más momentos de aprendizaje como esos.
Experiencia
Aprendí mucho del trabajo de otros. Pero durante mi experiencia como madre y durante 20 veranos en el Campo Xwayak, puse a prueba mis ideas y propuestas; por momentos sentí que había tocado el alma de algunos niños y que había sembrado una semilla en otros. Entonces tuve la certeza de que mi trabajo con niños es exitoso y ha sido aceptado por grandes y chicos.


He podido constatar que el mundo de los adultos no es ajeno a los niños. El niño quiere tratar temas profundos, pero demanda sencillez o practicidad para hacerlos suyos.


Así, Dr. Seuss le pudo hablar fácilmente a un niño sobre el destino del hombre; Jorge Bucay sobre la resiliencia; Oliver Jeffers, de las relaciones humanas; Antoine de Saint-Euxpèry, del amor; Elena Poniatowska del universo; María Montessori del alma.
Ahora tengo la seguridad y la experiencia para compartir este proyecto; pienso que es mi granito de arena para contribuir a un mundo mejor, haciendo algo que me apasiona y me sale bien: la combinación perfecta para el éxito personal.
"A veces se nos olvida que las preguntas de los adultos, cuando son científicos, artistas o escritores, también vienen de las que ellos se hacían cuando eran niños".
Elena Poniatowska
Causalidad
En la búsqueda de formas para propiciar el aprendizaje en familia, muchas veces me encontré con lugares diseñados especialmente para niños o solo para adultos: sitios en los que uno de los dos termina aburrido.
Una visita al Museo de Historia Natural, donde tanto niños como adultos fuimos felices porque nos divertimos aprendiendo lo mismo, y además aprendiendo unos de los otros, me animó.
Me enamoré de la idea de traer un proyecto así a Mérida. Y con esa intención, tuve el privilegio de platicar con la directora del Papalote, museo del niño, en la CDMX. Me desencantaron los altos costos, pero nuestra conversación fue inspiradora: no necesitas un gran edificio con museografía y exposiciones caras; los niños aprenden de la naturaleza, del juego libre, de la exploración, del mundo real.
Esto ha estado en mi cabeza desde siempre y al fin me atrevo a llamarlo “proyecto”. Siguió creciendo a través de estudios, viajes, leer a expertos y seguir al niño, como bien dijo Maria Montessori, a través de observación y de experiencias personales y profesionales.
Esa convicción fue el germen de este proyecto. El objetivo es brindarte mi experiencia para propiciar espacios de aprendizaje en familia, tanto en casa como en empresas, instituciones culturales, escuelas y espacios públicos: en suma, engranar el mundo del niño con el del adulto para beneficio de ambos.
La inspiración
Cuando nacieron mis hijos se despertó en mí la sensibilidad de ver desde la perspectiva de un niño, a través de sus experiencias y preguntas sobre el mundo. Ahí germinaba, sin saberlo, El Arte de Aprender en Familia.
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​Alimentado por las ganas de dar lo mejor a mi familia y la fascinación de observar el desarrollo y formación de un ser humano: poco a poco iba descubriendo el potencial de la niñez.