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Foto del escritorAlejandra De Yturbe

Contrato Familiar, la solución es lograr acuerdos.

Sigue el confinamiento y trae consigo retos diferentes. Lo único que funcionará es adaptarnos a estos cambios y hacer nuevas reglas para seguir en la nueva normalidad. Viene más tiempo con las mismas personas, compartiendo el mismo espacio sin tener nuestros momentos de escape. En 24 horas, eres mil personas en una. Quieres hacer todo al mismo tiempo y sientes que no haces nada bien. Los tiempos del trabajo, el hogar y el esparcimiento se han mezclado (léase: estás tratando de ver una película con tu pareja, mientras respondes un mensaje de trabajo e interrumpe un niño porque su hermano le quitó el Ipad, entonces discuten sobre quién le dio permiso y termina en pleito.


Es desgastarte estar discutiendo y corrigiendo.

¿Qué nos toca?, ¿salimos o nos quedamos?, ¿nos metemos a otro curso online o ya estamos hartos?, ¿estructuramos o nos relajamos? Yo en lo personal quiero encontrar una nueva rutina donde todos tengan su espacio y se modere el uso de la tecnología. Esta ha sido una solución maravillosa a muchos problemas del confinamiento, pero también ha traído dificultades. Ha habido días en los que he sentido que me relajé demasiado y mi familia vivió a través de una pantalla; otros, fui un gendarme y me peleé con todos.


Recurro entonces al CONTRATO FAMILIAR (con toda la seriedad que esto implica). Me ha funcionado en casa y en cursos, o sea con pocos y con muchos. Parece una ironía, pero los límites le dan al niño libertad.

Creo que te puede servir también a ti hacer uno que se ajuste a las necesidades de tu hogar. ¿Cómo hacerlo? Yo propongo ocho pasos, pero en esencia se trata de llegar a acuerdos en familia para llevar la fiesta en paz.


Pasos:


1. El primer paso es la Junta de acuerdos. Todo el grupo debe de apreciar que “tanto a mí como a ti nos conviene ponernos de acuerdo.” Todos queremos vivir sin discusiones, tener nuestros espacios y estar en un lugar armónico.

2. Segundo, debemos externar qué quiere y qué NO quiere cada quien. Quizás el adolescente salga con “yo quisiera estar en mi cuarto todo el día con videojuegos”, o una pequeña diga “yo quiero desayunar helado siempre”, mientras que como papás exijamos “no oír ruido y tener la casa limpia”. Todo es válido.

3. Luego sigue negociar; lo más difícil y enriquecedor. Todos dan algo: ceden en algo. Ahora sin las clases online, en mi casa estamos negociando el tiempo de electrónicos. Yo les exijo su cuarto limpio y actividad al aire libre, para que a partir de las 12 puedan ver TV. Recuerda: en algo debes ceder tú. Los niños deben sentir que ellos ganan, que son escuchados y que son parte de la solución. Esta actitud es clave en el éxito del contrato. Muy probablemente regreses a este paso para hacer ajustes.

4. Aclara las consecuencias negativas y positivas. Hay que explicar qué pasa si se rompen los acuerdos y qué motivación hay si se cumplen. Por ejemplo: “si no apagaste el Ipad a tiempo, mañana no lo puedes usar, pero si toda la semana cumpliste, el domingo puedes tener tiempo ilimitado de electrónicos”.

5. Redacta las cláusulas el contrato. Te recomiendo hacerlo siempre en positivo, o sea “tratarnos con respeto”, en vez de “NO molestar”. Sé tan específico como quieras. Yo hago un check list detallado de cómo deben dejar su cuarto (la pijama doblada, el cepillo en el vaso, la toalla colgada… porque lo del “cuarto limpio”, en mi caso, tiene muchas interpretaciones). Pero la parte de actividad física la dejó totalmente ambigua; me da lo mismo si jugaron fútbol y sudaron, o si salieron a ver flores.

6. Firmen y celebren. Hazlo muy formal, tipo notaría: “Siendo el día 3 de julio a las 12 del dia, la familia García ha acordado ________ firmando el contrato _______, siendo testigo “Chucho”, nuestro perro familiar.” Dense un abrazo y felicítense. Han escrito su propia “Constitución”. ¡Wow!

7. Contrato a la vista. No lo metas al cajón, no lo archives. Será tu mejor aliado. Cuando en la noche no se quieran dormir porque se les ocurrió hacer pijamada, apuntas al contrato y dices: “acuérdate que quedamos que pijamadas eran solo los viernes, siempre y cuando toda la semana se duermen a las 8. Acuérdate que esas reglas las pusiste tú. Aquí está tu firma”.



Al estar las reglas claras, el niño puede tomar sus decisiones y ser autónomo, en vez de estar a la expectativa de la mano del adulto: las reglas claras le dan certeza y seguridad.


Esto a mí me ha servido mucho, y espero que te sirva a ti, pero no es una solución mágica. Es un trabajo y reajuste constante. Sin embargo, fomentar el diálogo, negociar e involucrar a todos como parte de la solución, es mitad de la ganancia.


Aquí te dejo un resumen de los pasos; puede funcionar como la “orden del día” de tu junta familiar. También te dejo un descargable para hacer tu contrato y un check list personalizado.


1. Junta de Acuerdos.

2. ¿Qué quiero? ¿Qué me gustan y qué no?

3. Negociar. Algo doy y en algo cedo. Llegamos a un punto medio.

4. Consecuencias. Aclaro cuáles son los castigos o premios en el caso de romper o seguir las reglas.

5. Formalizo el contrato. Escribo los acuerdos de manera clara.

6. Firma y celebración. Nos comprometemos a seguir el contrato; eso en sí ya es una ganancia.

7. Contrato a la vista. Nuestra “Constitución” está a la vista de sus miembros para recordarnos del compromiso.

8. Renegocia si fuera necesario.



Para llevar la fiesta en paz, tus hijos deben sentir que son parte de la solución, no solo el problema.
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